noviembre 27, 2022

Un nuevo adulto en un mundo de normalización.

Autor: Zahid Velázquez R.

Me llamo Zahid, tengo 26 años y soy un nuevo adulto, cuando conocí las normas (ahora estándares), estaba pasando de la bella etapa de desvelarnos, entregar todas las tareas en la escuela y guardar dinero toda la semana para invitarle un drink a la niña que nos gusta, a la no tan bella etapa de las responsabilidades, la independencia y el mundo laboral, ahí fue cuando por suerte, conocí los estándares.

Siendo honestos, mi vida no sufrió un cambio radical cuando me las presentaron, primeramente, porque no es nada fácil de entender, pero cuando estás en el proceso y puedes ver todo el trabajo y la expertis que hay detrás, se siente el cambio, los estándares son el casco que te pones cuando te subes a una bicicleta, están ahí para protegerte.

Yo me desempeño como diseñador en un Organismo de Certificación, mi trabajo NO es estar en los comités, ni checar las actualizaciones, no podría ni auditar la más sencilla, pero me encargo de elaborarlas para su proceso de venta, entonces, durante el último año, he tenido la fortuna de poder leer (aunque no a profundidad) muchísimos Estándares, para mí hay algunos más interesantes que otros y para la vida del nuevo adulto, unas más funcionales que otras, pero todas me han podido aportar algo.

Fue muy revelador cuando la directora del organismo donde me desempeño me dijo “Normalmente la gente no se pregunta de dónde vienen las cosas que compra” Seguramente nunca te lo habías preguntado, pero todas las cosas que utilizamos y echamos a nuestro carrito del súper, vienen de algún lado, partiendo de esa idea y de la experiencia previa de ver todo el proceso que conlleva certificar un producto o un servicio los anaqueles ya no se ven iguales.

Mi organismo no se encarga de certificar productos o servicios que están tan a la mano como otros, pero estoy seguro (gracias a los niveles con los que se trabajan los estándares) que son igual de profesionales, ahí, me di cuenta que he tenido suerte y que las mejores marcas están certificadas, mi computadora, mi celular, mi calculadora hasta el gel antibacterial que mi esposa trae del trabajo, está certificado por algún organismo y les aseguro que todos ellos me han dado una gran satisfacción, nunca me fallan, si el público en general pudiera notar esta pequeña diferencia, sus hábitos de compra cambiarían totalmente.
Volviendo a las responsabilidades del nuevo adulto, la comida, nunca es igual, la mayoría de las veces no vas a llegar y la comida va a estar lista, en este punto te toca cocinar o comprar, para este caso, los estándares también están para protegerte, cuando conocí las normas, me enteré de que existía el distintivo H, la inocuidad alimentaria y las buenas prácticas. Gracias a las certificaciones puedes comer seguro y puedes cocinar sin el temor del envenenamiento por contaminación cruzada y somos muy jóvenes para morir de eso 😉

Los estándares están para proteger al mundo, cada día los comités que las organizan son más y más exigentes pues la demanda de productos en general ha crecido de manera exponencial gracias a la inmediatez de las cosas, puedes comprar desde pasta de dientes hasta una cama para hurones con comedero incluido, desde tu celular y con envío gratis, esto ha llevado a que el mercado esté lleno de productos no tan confiables y cuando eres un nuevo adulto, lo que más te debería interesar es tener la garantía que la freidora de aire que compraste con mucho esfuerzo no se va a estropear después de 3 usadas o en temas más importantes que tu equipo de protección en el trabajo en realidad no sea seguro, siempre busca productos certificados o que cumplan con los estándares.

Hasta este punto, podrías pensar que los estándares nos garantizan lo que mencionaba arriba, que igual y no hay tanto problema en comprar una playera y no saber si cumple con el estándar de etiquetado, sin embargo, yo que nunca había pisado un hospital y deseo de todo corazón que tampoco tú lo hagas el nuevo adulto godín, tiene que recurrir al Seguro social a atenderse, yo tuve un pequeño accidente en la mano, hubo bastante sangre, sin embargo, el organismo donde trabajo, certifica los productos Higiénicos en los hospitales y de pronto sentí muchísima calma al darme cuenta que los productos que se encargaron de limpiar ese hospital, tienen los estándares más rigurosos, al igual que las sábanas donde me había recostado.
Podríamos hablar de ejemplos y ejemplos de cómo los estándares nos protegen, sin embargo, te reto a que pienses en cualquier ámbito de la vida y va a existir un estándar que te haga sentir más seguro.

La vida del nuevo adulto no es fácil, en realidad, la vida no es fácil, pero se siente mucha tranquilidad al saber que detrás de la gran mayoría de las cosas que nos rodean, existen organismos de certificación que trabajan día y noche para mantenernos seguros, algo así como los Avengers, no mucha gente los conoce, pero ellos no dejan de trabajar por la tranquilidad de las personas, yo sé que un simple gracias no es suficiente, pero desde el fondo de mi corazón y a nombre de todos los nuevos adultos, gracias.

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